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Número 60

La revista / Guillermo Pérez Raventós

La revista, por Guillermo Pérez Raventós

La revista / Guillermo Pérez Raventós

Querido Federico:

Hemos brindado una batalla bastante respetable, eso creo, una batalla por la común-unión en el hacer de sentido. No voy a caer ahora, en este hasta pronto, en la tarea recopilatoria de logros y fracasos, porque abundarían y desmerecerían las raíces para pudrir la planta que nos movilizó estos años. No, por el contrario, como me solías decir cuando te presentaba un trabajo nuevo: de aquí no hay retorno. Eso hemos hecho.

No tenemos retorno, al menos yo no lo tengo. Malabia es (en presente, nótese) un punto de inflexión para mí y para vos también, lo sé.

He optado por escribirte un correo y no abocarme a escribir un artículo. Tal vez porque lo más significativo, en esos seis años que colaboré con la revista, fue la forma que encontramos de desarrollar esta comunicación a distancia, que daba luz en cada nueva entrega. Una apuesta a trabajar juntos con otros.

Ese espíritu me movió a, una vez más, convocar a aquellos amigos que tanto valor agregado aportaron a la revista. Sólo cuatro renglones fue el pedido, para esta especie de pausa en la interrelación sin retorno que es Malabia.

Para despedidas prefiero ser corto, para reencuentros, largo. No sé cuál es la medida de este texto, pero sí conozco ahora la extensión de las cuatro líneas de estos inmensos colaboradores que se animaron a responder. Van a continuación, seguramente para ellos tampoco haya retorno, y eso ya es mucho.

Guillermo Pérez Raventós



Eduardo Molinari

Caminando juntos, buscando en las calles y en la naturaleza las marcas del hacer colectivo, escuchando y transportando los saberes y las memorias de nuestros abuelos. Caminando juntos, habitando el movimiento con poesía, libros y música. Caminando juntos, compartiendo las visiones que una nueva imaginación política nos propone. Hasta la próxima Queridos Amigos de Malabia!



Clemente Padín

Malabia y Federico Nogara, nombres fundamentales a la hora de establecer responsables en la continuidad y permanencia del diálogo América – España. Sin duda el puente inconsútil que une y unirá por siempre nuestro destino al destino de uno de los herederos del humanismo occidental, la ancestral Hispania, señalando una continuidad cultural al parecer eterna, sostenida por una historia común de sueños y pesadillas.

Hasta Pronto queridos amigos!!!



Alejandra Ceriani

4 renglones: me propongo esta acción: abriré cuatro libros al azar y copiaré 4 frases:

«Presentí una regla estructural. La unidad real que proclamaba el espectáculo es el disfraz de la división de clases, por tanto el objeto estético toma aquí el estatuto de un enunciador parcial, entonces ¿en qué desemboca todo esto? En nada en particular. Después de todo, lo que hemos estado leyendo es un diario.»

(Barthes. Debord. Bourriad. Ladagga)