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Número 56

Los cuerpos transatlánticos / Zulema Moret

Los cuerpos transatlánticos

Los cuerpos transatlánticos / Zulema Moret

Algunas reflexiones fragmentarias… Prostitutas, princesas y peluqueras *


1.-
En la novela de Tomás Eloy Martínez, El cantor de tangos (2004), se intercala como mise en abyme la historia de una polaquita que vino a Buenos Aires, casada, para descubrir al llegar que el supuesto novio era el proxeneta que la había comprado, A principios de siglo, el hambre, la Guerra, permitían dichos engaños. Cuenta el narrador de la novela: “Dudo que hayas oído hablar de la Zwi Migdal, me dijo entonces. A comienzos del siglo XX, casi todos los burdeles de Buenos Aires dependían de esa mafia de cafishios judíos. Los enviados de la Migdal viajaban por las aldeas míseras de Polonia, Galitzia, Besarabia y Ucrania, en busca de muchachas también judías a las que iban seduciendo con falsas promesas de matrimonio. (…) Después de una iniciación brutal, las víctimas eran confinadas en prostíbulos donde trabajaban de catorce a dieciséis horas por día, hasta que sus cuerpos se volvían escombros”.


2.-
En una reciente obra de teatro, la dramaturga argentina Patricia Suárez retoma las figuras de las polaquitas vendidas a través del Zwi Migdal, una organización dedicada a la trata de blancas, que operó en la Argentina y particularmente en Rosario entre 1906 y la década de 1930. La mecánica consistía en ‘importar’ adolescentes, generalmente judías polacas, bajo la engañosa promesa de un ventajoso matrimonio en la Argentina. La Migdal, empresa ordenada y eficiente – tenía en las aldeas polacas una red de ‘corresponsales’ que realizaba el inventario de las jóvenes disponibles. La boda (falsa) se realizaba en Buenos Aires, en la sinagoga que Migdal tenía. Pocos días después la muchacha comenzaba su trabajo en un prostíbulo. Se calcula que el número de víctimas llegó a 3.000. Sobre una historia real, la de la denuncia realizada por Raquel Liberman, en 1929 gracias a la cual cae el imperio, Patricia Suárez construye tres episodios dramáticos (2002): “Historias tártaras” es el viaje en tren a través de Polonia para que la novia se encuentre con el importador. “Casamentera” representa la negociación entre el ‘importador’ y el ‘representante’ y “La Varsovia” representa el viaje en la nave que transporta a la nueva víctima de la serie. En “Casamentera”, Schlomo desea comprarle la hija a Golde, quien dice: “Todas quieren irse. ¿O se creen que disfrutan del hambre acá? Pero ya ha visto usted qué mal le huele a la policía todo esto de los casamientos por poder”.


3.-
En Funes, un gran amor (1993) película que es adaptación libre del conocido cuento de Humberto Constantini “Háblenme de Funes” y cuya acción se sitúa a principios de siglo en un burdel de la provincia de Buenos Aires, aparece una polaquita, que apenas habla español. La adaptación fílmica del cuento y la dirección de la película fue realizada por Raúl de la Torre.


4.-
Un innumerable inventario de prostitutas desfila por las páginas de la literatura latinoamericana, marcando su diferencia de origen, lengua y raza. En algunos casos ganan más dinero por ser blancas. En La novia oscura, de Laura Restreppo, Claire, la prostituta francesa que llega a Colombia engañada también por un hombre que “le había prometido matrimonio una noche de primavera sobre el Pont des Arts. Pero, ciertamente no fue con ella con quien se casó, termina suicidándose debajo del tren del pueblo de Tora y por el prostíbulo de La Catunga. Restreppo se detiene cuidadosamente en detallar de acuerdo a las marcas de raza y origen el éxito de las prostitutas que trabajan en la zona petrolera. Así, adelanta la voz narradora en la novela en cuestión: “Como llegaban mujeres de tantos lados se establecieron tarifas según lo exótico y lejano de la nacionalidad de cada una, lo sonoro de su idioma y lo insólito de sus costumbres. Las que mas cobraban eran las francesas Ivonne, grande y hermosa; la lánguida Claire, pálida como la luna; Mistinguette que antes de venir a lidiar con petroleros fue favorita de pintores en Montmatre”.


5.-
Una suerte de escenografía rodea la figura de la prostituta; el nombre, el recorrido, las costumbres crean una historia, una representación que la dota de volumen y vida. En el escenario de La Catunga un foco de color diferencial en cada casa determina de donde vienen las prostitutas. Como en la escena, la performance del rol y su historia anticipa elementos dramáticos, dota de historia al sujeto. Su identidad fraguada en el nombre, el vestuario habla de un origen que no se pierde. La diferencia en el lenguaje [los acentos, los vocablos] marca también su diferencia. El territorio acotado del burdel acota la micropolítica de las relaciones, pero sostiene la identidad de la prostituta en el intercambio con las otras, los otros.


6.-
Los sujetos de la prostitución son sujetos móviles, en tránsito en estos tiempos, no se establecen en un burdel, viajan de bar en bar, son transportados como ganado fácil. Móviles son los cuerpos en desplazamientos locales (las indias), nacionales e internacionales. Las lenguas se internacionalizan, se mezclan en el ejercicio del oficio más antiguo del mundo.


7.-
Anécdota nostálgica.
Un amigo sesentón recuerda: en este barrio de Barcelona las prostitutas te hablaban al oido en lengua conocida, con acentos particulares, andaluces, periféricos. Ahora hablan en lenguas desconocidas, apenas les entendemos las cantidades que cobran.


8.-
Han cambiado los ejes de la cruz. De América a España, del Caribe a Europa son algunos itinerarios a través de los cuales mujeres latinoamericanas son enviadas a trabajar como prostitutas, detrás de agencias, compañías, empresas, ofertas de trabajo que terminan en el burdel. En El año que trafiqué con mujeres, el autor, un periodista disfrazado de proxeneta que se inicia en el oficio, esconde su identidad para llevar a cabo un documento de cómo operan las maffias y la complicidad entre agencias de hoteles, cadenas de bares, agencias de modelos, etc. Veamos algunos comentarios del autor/periodista: “Siento vértigo, asco, impotencia, rabia, frustración. Por un momento, se me va la cabeza y le deseo a Loveth todas las enfermedades venéreas existentes para que al menos pueda contagiar a los hijos de puta capaces de acostarse con una niña de dieciséis años por 30 euros en la Casa de Campo y disfrutar así de una sutil forma de venganza. Aquella fue mi primera tormenta mental. A partir de esa noche, y a medida que profundizaba en las mafias de la prostitución, toda mi personalidad y mi espíritu serían vapuleados una y otra vez, hasta pervertirse y convertirme en un individuo resentido y furioso. Estúpido de mí, en ese momento no podía ni imaginar que, menos de un año después, yo mismo sería capaz de negociar la compra de niñas indígenas de trece años para subastar su virginidad en mis supuestos prostíbulos españoles”.


9.-
Los paisajes son fijos, los cuerpos móviles transitan a la búsqueda de algo que comer o del dinero para enviar a sus familiares. Los contratos móviles de los cuerpos establecen también zonas móviles en las representaciones culturales. La novela de Restreppo se mueve entre el testimonio y la ficcionalización después de un arduo trabajo de documentación que realizara la autora.


10.-
Vayamos a algunas películas en cuestión que nos permiten acceder también a zonas difusas entre géneros y géneros cinematográficos.

En la película En la puta vida (2002) dirigida por la uruguaya Beatriz Flores Silva, dos jóvenes uruguayas marchan a Barcelona y trabajan en el Barrio Chino. La película, basada en un hecho real, es la recreación de dicho acontecimiento testimonial en una narración que intenta denunciar el modo y los medios utilizados por los proxenetas en el comercio de mujeres. La película de Beatriz Flores Silva, En la puta vida (2000) se basa en un acontecimiento conocido como ‘la chica de Milán’, y recrea el sonado caso policial que se instaló en los titulares de la prensa de Uruguay y de Italia y que culminó con el enjuiciamiento de integrantes de la red de proxeneta de ambos países en 1992.

Por su parte, y en relación a la película Princesas (2005) Fernando León de Arana cuenta su proceso creativo en una entrevista que le hicieran y comenta: “Princesas arranca de la historia que le contó un amigo. Su madre tenía una peluquería en la que se reunían las prostitutas y donde, siendo un crío, escuchaba sus conversaciones sin perder detalle.” (…) Para Fernando León de Aranoa, la documentación empieza a ser un objetivo más que un medio para escribir bien un guión” (1). Las reseñas dedicadas especialmente a Princesas, ponen el acento en cierta incerteza respecto a los territorios de verdad/ficción en donde resulta difícil ubicar la propuesta de Aranoa.

¿Es Princesas una película de ficción que se mueve lentamente o se desplaza a las zonas de lo documental/testimonial? ¿Reside en este desplazamiento su diferencia, su imposibilidad de ser encorsetada como ‘drama social’? El cine muestra en algunos espacios simbólicos esta certeza, esta imposibilidad. En algunos casos, la presencia de actores no profesionales, de propuestas cercanas al neorrealismo o al realismo rohmeriano, este intento de captar lo cotidiano y de volverlo representación nos permitiría sospechar de estas posibles clasificaciones estrictas.

Curiosamente los procedimientos de ambos directores son casi opuestos y los resultados casi los mismos, con una diferencia, en la película de Flores hay una explícita voluntad de denuncia.


11.-
En Princesas la amistad de las dos prostitutas y sus distintos recorridos nos permite enfocar otra suerte de representación, la cuestión solidaria de género. En la puta vida es el policía quien interviene y protege a la prostituta que desea regresar a su país para abrir la deseada peluquería. Ella, asume el gesto público de hablar ante las cámaras y denunciar abiertamente los engaños padecidos y la responsabilidad estatal. No es el cuerpo de la mujer pública (y adviértase la ironía de la expresión) el que habla, es la palabra de la mujer que vuelve la anécdota discurso político, denuncia social. Al igual que en 1929 Raquel Liberman consiguió con su denuncia desmontar el imperio del tráfico de jóvenes polacas en Rosario, la protagonista de En la puta vida, con el rostro pálido y sin pintura (fuera de la performance de la prostitución) habla al público, toma la palabra y denuncia con riesgo de su propia vida lo vivido.

Hay una cámara móvil que transmite desde la alambrada la palabra pública de la mujer, mientras en otra cámara en Barcelona, las prostitutas miran y escuchan sus mensajes para tomar una acción social y política en el espacio público de la calle patriarcal. Estos movimientos son los que nuclean con una mayor conciencia política y social a las prostitutas en algunos países de Europa, para hablar con una voz propia. La prostituta tiene una voz.


12.-
Los espacios elegidos en ambas películas son parecidos y diversos. Madrid y Barcelona tejen su hilo invisible de rostros, pieles y deseos. Mientras el engaño del proxeneta de quien la protagonista está enamorada es el detonador de los conflictos en la historia de la uruguaya, en Princesas Caye y Zulema nos recuerdan no solo los cuerpos sino los textos como sujetos con historia. La palabra del otro, si es mujer, molesta. No, estas no son las putas politizadas que leen poemas en la habitación del burdel a adolescentes eternos como Oliverio, en El lado oscuro del corazón. No son prostitutas postdictatoriales, sus elecciones de vida son semejantes: comer, enviar dinero a su familia lejana, ahorrar dinero para montar sus peluquerías o tienditas que les permitan vivir dignamente, mentir sobre sus profesiones a la familia, extrañar a los hijos, ser víctimas de algún proxeneta sin escrúpulos. Caye, prostituta madrileña que hace la calle, se solidariza con Zulema, la prostituta dominicana y le da algunas lecciones de supervivencia, tal vez demasiado tarde. Los diálogos en la peluquería que se encuentra enfrente al territorio de las prostitutas permiten reconocer voces, acentos, circunstancias. La peluquería es lugar de encuentro en Princesas. Las peluquerías configuran espacios que remiten al mundo de los juegos de la infancia, a un deseo inalcanzable en el mundo móvil de los deseos femeninos.

Como contrapartida, los oficios elegidos hablan de la violencia de género que se ejerce sobre sus víctimas a través de los golpes, el lenguaje y la muerte. El asesinato de Lulú en Barcelona, es lo que hace decidir a Bebé la denuncia de su situación ilegal. En este sentido, en ambas películas es una cuestión de género la que también se pone en escena.

Los planteamientos de ambas películas no son ajenos a la realidad de todos los días. Si volvemos a las declaraciones de Salas en El año que trafiqué con mujeres, reconoceremos que la historia es circular, con la diferencia de que en algunos países los códigos y sus leyes respectivas no reciben ninguna consideración. Todo se cubre con dinero. El tráfico de mujeres, sus cuerpos móviles, con nombres falsos e historias llenas de miedo y amenazas llega a su máximo punto de exposición en los tiempos móviles en que vivimos. No en vano, se mira la película y si bien se sabe que es verdad, se sigue insistiendo en la inutilidad de volver a contar verdades por segunda vez.


13.-
Hay una micropolítica del espacio, el espacio de la prostitución. Este microespacio pone en escena varias preguntas: ¿De quién es la calle? ¿A quién pertenece la esquina? En la película de Flores el territorio se pelea entre grupos de mujeres y/o travestis latinoamericanos, en Princesas se cuestiona el origen, de dónde es o viene esa ‘otredad’.

Las identidades como los territorios no respetan acuerdos. Plácido, el proxeneta de En la puta vida lleva varios pasaportes/identidades y dice: “Esto es otro mundo, Bebé”.

14.-
Angela Carter en La mujer sadiana afirma que la prostituta ha hecho de sí misma su propio capital de inversión. Su producto, su actividad sexual, su respuesta ficticia, vale precisamente lo que el cliente quiere pagar por él, ni más ni menos, por eso es lo que sucede con todos los productos. Sin embargo, la prostituta es despreciada por el mundo hipócrita porque ha hecho una evaluación realista de sus haberes y no tiene que recurrir al fraude para ganarse la vida. Esta relación entre el producto y el precio y la oferta y la demanda. Pero en tiempos globales la mujer es comprada por un contrato que especifica un coste (a su cuerpo) y un pago de la deuda del orden de lo imposible. Esta es la diferencia. Ella no elige. Ella no decide. No es lo mismo ser ‘comprada’ y perder la identidad que decidir trabajar como prostituta como oficio con seguridades sociales y sindicato como ocurre en algunos países europeos (Francia, Holanda).


15.-
Bebé, la prostituta uruguaya en Barcelona, dice: “No soy puta, trabajo de puta”.
Bebé le aconseja a otra prostituta desolada por cuestiones sentimentales: “tenés que tener tu propio proyecto, tu negocio”. Bebé descentra la cuestión sentimental y la retorna al proyecto económico. No en vano la película se inicia con una salida de la casa materna, al mejor estilo del sainete o teatro popular latinoamericano, con ‘secador’ en mano, operando como sinécdoque del ‘deseo’ de Bebé y la película termina con el sueño de la peluquería propia.


16.-
“Las mujeres se venden como Ganado” (Página 12, 7 de abril del 2005). El texto comenta: “Estas cosas parecen una película, pero la realidad que vive el país es que hay un sistema de crimen organizado que captura a mujeres y las vende para ponerlas a trabajar en prostitución con un regimen de esclavitud” para añadir más adelante: “De hecho, la información reunida por el comisario principal Jorge Tobar, permitió a Interpol rescatar a 25 jóvenes que habían sido vendidas como ganado en pie a proxenetas de Vigo, Burgos y Bilbao; 19 de ellas eran tucumanas y muchas salieron de la zona de Chilecito, en La Rioja”.


17.-
La directora argentina Gabriela David dirige la película La mosca en la ceniza (2009). La historia rescata una noticia aparecida en la prensa nacional en la que dos muchachas del interior son obligadas a trabajar como prostitutas en un piso en plena zona norte de Buenos Aires. La historia es verídica. La audacia y valor de las dos amigas les permite salvarse, a riesgo de perder sus vidas. En toda la película no se ve ni una escena sexual, pero se percibe el encierro, la degradación, la máscara social, la imposibilidad de elegir.


18.-
En plena época de la tan mentada globalización los cuerpos de las prostitutas transatlánticas o locales o globales se ven sujetos a relaciones de dominación en los límites con la esclavitud. Por eso la mujer nigeriana a la que se refiere Salas en su libro, apenas podrá comprender la trama orquestada en torno a ella, quien con dieciséis años es dudoso que pueda salir de su propio holocausto, sobre todo si los espectadores y los lectores siguen pensando que en estas películas y textos se cuentan historias ya contadas, como si hubiera demasiada historia nueva para contar, salvo caer en el peligroso territorio de la repetición y del horror cotidianos.

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Bibliografía

Briz, Carmen “Princesas de la calle”, Entrevista a Fernando León de Aranoa, Revista Página Abierta, 163, octubre de 2005. www.pensamientocrítico.org

Carter, Angela La mujer sadiana Barcelona: Edhasa, 1998.

Castillo, Debra A. Easy Women. Sex and Gender in Modern Mexican Fiction. Minneapolis: Univ. of Minnesota Press, 1998.

Carpenter, Belinda J. Re-thinking Prostitution. Feminism, Sex and the Self. New York: Peter Lang, 2000.

Eloy Martínez, Tomás. El cantor de tangos. Buenos Aires: Planeta, 2005.
En la puta vida. Dir. Beatriz Flores Silva. Montevideo: Avalon Productions, BFS Producciones.Bavaria Film, ICAIC, Saga Film, Via Digital, 2001.
Funes, un gran amor. Dir. Raúl de la Torre. Raúl de la Torre Producciones, Argentina: 1993.

Osborne, Raquel. Las prostitutas: una voz propia. (Crónica de un encuentro). Barcelona: Icaria, 1991.

Marques, Leandro. “Una vez en la vida” en La Butaca, Revista de Cine, http://www.labutaca.net/films/7/enlaputavida1.htm

Millás, Juan José. “Mujer, madre y prostituta” El País Semanal, Número 1510, Domingo 4 de septiembre de 2005: 38-46.

Ortiz López, Guillermo. “Princesas: Nada nuevo bajo el sol” en http://www.margancero.com/cine/princesas.htm: pp. 1-5

Padrón, Frank. “Nuevo cine uruguayo en La Habana” en http://www.trabajadores.cubaweb.cu/2007/enero/29/ cultura/nuevo.htm
Princesas. Dir. Fernando León de Aranoa. Reposado Producciones Cinematográficas. España: Madrid, 2005.

REDH – Red Solidaria por los Derechos Humanos. “Las mujeres se venden como Ganado” Página 12. 7.5.05.

Restrepo, Laura. La novia oscura. Barcelona: Anagrama, 1999.

Salas, Antonio. El año que trafiqué con mujeres. Madrid: ediciones Temas de hoy. En primera persona, 4a. ed., 2004.

Suárez, Patricia. Las polacas. Buenos Aires: Ediciones Teatro Vivo, 2002.
Una mosca en la ceniza. Dir. Gabriela David. Gabriela David Producción: Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA), Pampa Films, Argentina: 2009.

Zulema Moret, Catedrática de Literatura en la Universidad de Michigan (USA). Escritora. Coordinadora de talleres literarios.

* Este es el inicio de un trabajo en serie o la lectura de un conjunto de textos y películas en torno a las prostitutas en el cine y la literatura latinoamericana.